Estudio pionero: comer bajo en carbohidratos es un tratamiento eficaz para el hígado graso

Hígado graso

Este es un artículo invitado de Ann Fernholm, autora, periodista científica y doctora en biotecnología molecular. Ella es la fundadora de la Dietary Science Foundation, organización no lucrativa.

Aproximadamente el 25 por ciento de los adultos en el mundo occidental sufren de hígado graso y por eso tienen un mayor riesgo de desarrollar cirrosis, cáncer de hígado, diabetes de tipo 2 y cardiopatías. El hígado graso se considera una enfermedad crónica, pero los investigadores de la Universidad de Gotemburgo ahora han demostrado que es posible acabar con la grasa del hígado en solo dos semanas. Este es el nombre del medicamento: una dieta estricta baja en carbohidratos o cetogénica.

Hígado graso: ¿qué es eso? Quizá te los preguntes, y tal vez pienses que esto se refiere a ese paté rico en grasa que adoran los franceses. Pero el hígado graso es una de las enfermedades OCULTAS más frecuentes del mundo. En décadas anteriores, el hígado graso se asociaba principalmente con el alcoholismo, pero siguiendo los pasos de la epidemia de obesidad, la frecuencia de la enfermedad se ha disparado. Aproximadamente uno de cada diez adolescentes en Europa y Estados Unidos tienen la enfermedad actualmente.

Un poco de grasa en el hígado no es nocivo (ya que no eres un ganso y no estás en riesgo de convertirte en paté), pero a largo plazo el hígado corre el riesgo de inflamarse y las células del hígado pueden morir. El hígado graso también aumenta el riesgo de contraer cirrosis, diabetes de tipo 2 y cardiopatías. Para evitar esto, la gente necesita sacar la grasa del hígado.

El consejo que se da a las personas con hígado graso ha sido hacer ejercicio, contar calorías y perder peso, pero como todos sabemos, la mayoría de la gente no lo consigue y la grasa se queda en el mismo lugar. Es por eso que es un importante avance que los investigadores de la Universidad de Gotemburgo hayan demostrado que la grasa puede desaparecer sin una pérdida sustancial de peso. Los participantes del estudio simplemente continuaron comiendo la misma cantidad de calorías, pero cambiaron los carbohidratos por proteína. En solo dos semanas, el hígado estaba considerablemente más delgado que antes.

Descubrimiento sorprendente: el microbioma comenzó a producir ácido fólico

El estudio, que se publicó en Cell Metabolism, incluyó solo a diez personas y es pequeño, pero es una información muy interesante a investigar para una bioquímica como yo. Es un mapa extremadamente detallado que muestra lo que sucede cuando una persona reduce el azúcar y el almidón de la dieta. El metabolismo del hígado cambió casi de inmediato. En lugar de crear grasa, comenzó a quemarla y ya en el primer día se podía ver una reducción significativa de la grasa hepática. Como un efecto secundario fantástico, también mejoró su perfil de colesterol.

El microbioma también cambió. Un descubrimiento sorprendente fue que comenzó a producir más ácido fólico, una vitamina que es importante en el metabolismo del hígado. Los niveles bajos de ácido fólico se han asociado anteriormente con un mayor riesgo de hígado graso.

¿La azúcar es peor que el almidón?

En mi libro sueco, Det sötaste vi har (Lo más dulce que tenemos), escribo que algunos investigadores sospechan que nuestro alto consumo de azúcar es una razón importante que explica la epidemia de hígado graso. El azúcar contiene la molécula de azúcar fructosa, que se metaboliza en el hígado. Al consumir demasiados caramelos, gaseosas y otros dulces, nuestro hígado comienza a producir grasa y después de un tiempo la grasa parece que se queda atrapada en el hígado.

Para probar esta hipótesis, los investigadores de UCSF en San Francisco habían permitido antes a niños con hígado graso sustituir el azúcar de los alimentos por almidón (que contiene la molécula de azúcar glucosa). Al igual que el estudio actual realizado en Gotemburgo, la intención era dejar que los niños continúen comiendo la misma cantidad de calorías y mantener su peso.

A pesar del hecho de que los niños comieron carbohidratos en forma de almidón, el metabolismo del hígado cambió rápidamente. En nueve días, casi la mitad de la grasa desapareció. Algunos niños también perdieron peso, pero la cantidad de grasa en el hígado también disminuyó en los niños que simplemente mantuvieron su peso.

La Dietary Science Foundation invierte en un estudio sobre el hígado graso

Así que, ¿qué conclusiones puedes sacar de todo esto? La primera y más importante: es hora de dejar de contar calorías. Los diferentes tipos de calorías tienen diferentes efectos en el cuerpo. Los carbohidratos hacen más daño que beneficio para la gente con hígado graso, y hay motivos para sospechar que el azúcar es el peor de todos los carbohidratos.

PERO. Tanto el estudio de Gotemburgo como el de USCF son pequeños y carecen de un grupo de control. Para establecer un nuevo tratamiento, se necesitan estudios con mejor forma: ensayos controlados aleatorios. La Dietary Science Foundation acaba de invertir en este tipo de estudios en el Instituto Karolinska en Estocolmo, donde se comparará una dieta estricta baja en carbohidratos con ayuno intermitente 5:2 y el tratamiento convencional. Si el estudio confirma los resultados anteriores, es un importante paso para fijar un nuevo tratamiento alimentario en la atención sanitaria. Y se podría tratar una enfermedad crónica con más de mil millones de pacientes en solo un par de semanas. ¿Adivina si eso reduciría una gran cantidad de costos y afectaría el sistema médico?


Ann Fernholm

Ayuda a cambiar el mundo

¿Te gustaría reforzar el papel de los tratamientos alimentarios dentro de la atención médica apoyando a la Dietary Science Foundationsin fines de lucro? Dona de forma mensual o hazte socio de la sociedad. También puedes seguir a la fundación en Facebook o Twitter.

Anteriormente

Nuevo estudio: ¿se puede corregir el hígado graso comiendo bajo en carbohidratos?

¿Qué tan graso es tu hígado?

Todas las publicaciones anteriores sobre la enfermedad hepática

Ann Fernholm

Ann Fernholm es periodista científica, autora y doctora en biotecnología molecular. También es la fundadora de The Dietary Science Foundation y dirige un blog en sueco.

Publicaciones anteriores