La dieta baja en carbos (y proteína en polvo) mejoró los marcadores de de salud
Un pequeño estudio realizado en Italia se suma a la creciente lista de estudios no aleatorizados que muestran los beneficios de las dietas bajas en carbohidratos.
Los autores del estudio incluyeron a 22 adultos con sobrepeso pero sin diabetes ni otras enfermedades crónicas. Se les pidió que siguieran una dieta con restricción de carbohidratos y se le recomendó comer yogur, leche, frutos secos y chocolate negro en cantidades limitadas, además de unas pocas verduras y no más de dos porciones de fruta al día. También consumieron un suplemento de proteína de suero de leche todos los días en el desayuno. De media, sus dietas estuvieron compuestas de un 55 % de grasa, un 25 % de proteína y un 20 % de carbohidratos.
Después de seis semanas, los voluntarios habían perdido 4 kg (9 lb) de peso, 6 cm (2,5”) de cintura y 3 kg (6,5 libras) de masa grasa. Además, la presión arterial mejoró, los niveles de insulina bajaron de 8,7 a 4,9 µIU/mL, los triglicéridos de 99 a 70 mg/dl, el colesterol total de 199 a 182 mg/dl y la HOMA-IR de 1,8 a 1,1.
A estas alturas este tipo de mejoras parecen algo común, ya que estudio tras estudio demuestra estos beneficios consistentes de las dietas bajas en carbohidratos. Sin embargo, este estudio fue más allá y también mostró mejoras en la función endotelial determinada por la dilatación mediada por flujo. Esta es una medida de qué tan “sanos” están los vasos sanguíneos en función de su capacidad para dilatarse ante determinados estímulos. Después de la intervención baja en carbohidratos, mejoraron.
Este hallazgo es de especial interés ya que los anteriores estudios habían sugerido que los alimentos grasos podían empeorar la función endotelial. Por supuesto, la mayoría de estos estudios usaron dietas con una combinación rica en carbohidratos y en grasas. Esta investigación ha sido una de las primeras en poner a prueba la función endotelial con una dieta baja en carbohidratos y más rica en grasas.
Los voluntarios también presentaron mejoras en el grosor de la íntima media carotídea, una medida de las dos capas interiores de la arteria carótida que es un factor pronóstico del riesgo cardiovascular. Para ser justos, la mejora del grosor de la íntima media carotídea fue de solo 0,1 mm, lo cual no es mucho. Pero el cambio fue estadísticamente significativo tras solo seis semanas.
Ya que no se trata de un estudio aleatorizado y no hubo grupo de control, no muestra que la alimentación baja en carbohidratos fuera mejor que cualquier otra alimentación (excepto que la alimentación que llevaran antes de participar en el estudio). Pero sí muestra que comer mejor, y hacerlo centrándote en una alimentación baja en carbohidratos puede mejorar muchos marcadores de salud, incluidos los parámetros de salud vascular.
Es necesario moderar nuestro entusiasmo mientras esperamos que haya datos de mejor calidad. Sería interesante tener resultados con plazos más largos de tiempo, sobre todo del grosor de la íntima media carotídea y de la función endotelial, para comprobar si las mejoras siguen presentes. Y hubiera sido incluso mejor comparar los resultados con un grupo de control. Por último, habría sido “más limpio” si hubieran consumido la proteína de fuentes de alimentos naturales en vez de con un suplemento de suero de leche.
Sin duda lo incluiremos a la lista de estudios que muestran beneficios para la salud con una alimentación baja en carbohidratos. Y, al mismo tiempo, pedimos a todos los investigadores nutricionales que suban el listón de la ciencia nutricional para que pueda avanzar.
Gracias por leernos,
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