Las dietas bajas en carbohidratos consiguen un sitio en la mesa

Glucómetro y verduras frescas sobre tabla

Las corrientes cambian lentamente en medicina.

Muy lentamente.

Pero la buena noticia es que cambian. La Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) publicaron recientemente su documento de consenso de 2018 sobre el control de la diabetes de tipo 2. ¿Cuál es el gran cambio? Por fin reconocen que las dietas bajas en carbohidratos son una opción de tratamiento segura y efectiva. Esto se basa en una revisión de las evidencias desde 2014.

ADA: Control de la hiperglucemia en la diabetes de tipo 2, 2018. Un informe de consenso de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD)

La declaración de consenso se desvía de otras recomendaciones en el sentido de que no especifica una forma específica de comer. Sino que reconoce la naturaleza individualizada de la nutrición y contiene afirmaciones como:

No existe una proporción única de ingesta de proteínas, carbohidratos y grasa que sea óptima para todas las persona con diabetes de tipo 2.

Mencionan la dieta mediterránea como la más efectiva, pero incluyen la dieta DASH, dietas vegetarianas y ahora una dieta baja en carbohidratos como alternativas aceptables. Curiosamente, definen las dietas bajas en carbohidratos como menos del 26 % de las calorías de carbohidratos, por lo que no mencionan de forma específica las dietas cetogénicas tal como se usan en los estudios de Virta Health.

Por un lado, es una fantástica noticia. La ADA y la EASD ya no pueden ignorar los datos que fundamentan la alimentación baja en carbohidratos. Esto debería allanar el camino para que más médicos utilicen libremente dietas bajas en carbohidratos con sus pacientes. Eso conducirá a un mayor éxito, más conocimiento médico, y así perdurará más su uso. Esperamos que el resultado final sea un tratamiento más seguro y efectivo para la diabetes de tipo 2.

La mala noticia en este documento de consenso es que la intervención alimentaria fue listada en la mitad de una página. El resto del documento de 27 páginas estaba dedicado casi en su totalidad a los medicamentos recetados. El sesgo de dar prioridad a los medicamentos en estas sociedades es palpable, pero eso no debe impedir que celebremos este paso inicial en reconocer las dietas bajas en carbohidratos. No podemos darnos por satisfechos y dejar que esto se detenga aquí.

El objetivo final es que los proveedores individuales y los pacientes de todo el mundo se den cuenta de que las dietas bajas en carbohidratos pueden prevenir y revertir la diabetes sin usar medicamentos. La alimentación puede ser un tratamiento de primera y última línea para la gran mayoría de las personas con diabetes.

Esa es la gran victoria que estoy esperando. Mientras tanto, voy a celebrar discretamente la pequeña victoria y agradecer a la ADA y a la EASD haber reconocido los beneficios de las dietas bajas en carbohidratos. Siempre hacia delante.

Gracias por leernos,
Dr. Bret Scher, FACC

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