La guía para médicos escépticos sobre las dietas bajas en carbohidratos

La nutrición baja en carbohidratos y alta en grasa (LCHF) vio un resurgimiento popular en el 2018, ya que la dieta cetogénica fue la dieta más “googleada” del año, y mantuvo ese honor en el 2019.

Probablemente has escuchado hablar de ella muchas veces, incluso a los pacientes.

En efecto, comer bajo en carbohidratos no es nada nuevo. Los alimentos enteros que componen una dieta baja en carbohidratos son similares a los que los humanos han venido comiendo por miles de años. Sin embargo, la reciente popularidad de las dietas bajas en carbohidratos llega con un nuevo reconocimiento científico sobre sus beneficios para la salud.

Estudios científicos de distinta calidad y duración muestran que las dietas bajas en carbohidratos (en general de menos de 100 gramos de carbohidratos por día) y las dietas cetogénicas (menos de 20 a 30 gramos de carbohidratos por día) proporcionan numerosos beneficios para la salud, entre los que se incluyen:

Por desgracia, independientemente de lo populares que sean, y a pesar de los muchos beneficios para la salud identificados en la literatura científica, muchas personas siguen pensando que las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas son rotundamente insalubres y peligrosas.

¿Por qué existe tal desconexión? Puede deberse a una falta de familiaridad con la ciencia detrás de las dietas bajas en carbohidratos.

Esta guía explica esta ciencia y examina los conceptos erróneos asociados con las dietas bajas en carbohidratos. Si eres profesional de la salud, esperamos que esta guía ayude a que reconsideres el equilibrio riesgo-beneficio de las dietas bajas en carbohidratos.

Si no eres profesional de la salud, esta guía puede prepararte para los cuestionamientos más comunes que tienen los doctores.Tu propia experiencia con una dieta baja en carbohidratos junto con esta guía puede ayudar a tu médico a entender mejor los beneficios potenciales de una dieta baja en carbohidratos.

A continuación, se presentan explicaciones basadas en la evidencia que ayudan a diferenciar los hechos y la ficción:



Concepto erróneo 1: La cetosis nutricional es lo mismo que la cetoacidosis

Es probable que los médicos nunca hayan aprendido sobre la cetosis nutricional en la facultad de medicina o en la residencia. Típicamente, las cetonas solo se mencionan como parte de la afección potencialmente mortal llamada cetoacidosis.

La cetoacidosis se presenta principalmente en personas con diabetes tipo 1 y es el resultado de una deficiencia de insulina y de niveles de glucosa en sangre considerablemente elevados. En esta situación, los niveles de cetonas aumentan por encima de los 7 mmol/l (y generalmente por encima de 10), lo que hace que la sangre se vuelva más ácida y ponga al individuo en un riesgo enorme.

Sin embargo, la cetoacidosis es completamente diferente a la cetosis nutricional, donde los niveles de cetonas en sangre suelen oscilar entre 0,5 y 4 mmol/l y están acompañados de niveles adecuados de insulina y niveles bajos de glucosa en sangre.

Sin embargo, la cetosis nutricional y la cetoacidosis son fisiológicamente muy diferentes y la primera no tiene prácticamente ningún riesgo para la salud.
Esta diferencia fisiológica básica es importante para que todos los profesionales de la salud la entiendan.

Las preocupaciones acerca de la “cetosis” no deben disuadir a los médicos de recomendar un estilo de vida bajo en carbos o cetogénico.

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Concepto erróneo 2: Las dietas bajas en carbohidratos pueden producir pérdida de peso a corto plazo, pero a costa de un mayor riesgo de enfermedad cardíaca o de muerte

A medida que aumentó la popularidad de la alimentación baja en carbohidratos, paradójicamente, también aumentaron los estudios que afirman que las dietas bajas en carbohidratos aumentan el riesgo de fallecer de forma prematura, o aumentar el riesgo de cardiopatías. Aunque los titulares de noticias favorecen estos estudios, una mirada más cercana muestra que no llegan a conclusiones significativas y no son válidas cuando la forma de comer bajo en carbohidratos está bien formulada.

Por ejemplo, una revisión de 2013 de 17 estudios afirmaba que había un mayor riesgo de muerte para los que comían menos carbohidratos.

¿Cómo definían estos estudios los carbos bajos? Esta es una buena pregunta, ya que las definiciones varían entre estudios. La mayoría de los estudios utilizaron una “escala de dieta baja en carbohidratos”, basada en el porcentaje de carbohidratos sobre las calorías totales. No emplearon cantidades de consumo de carbohidratos absolutas, que es la forma en que se definen las dietas terapéuticas bajas en carbohidratos.

En general, el consumo más bajo de carbohidratos en estos estudios promedió alrededor de 40 % de calorías.

Para una dieta de 2.000 calorías, el 40 % son 200 gramos de carbohidratos. Aunque son menos que en una dieta americana estándar, que contiene una cantidad entre 250 y 400 gramos de carbos, está muy lejos de los 20 a 50 gramos de carbohidratos diarios que las dietas bajas en carbos y cetogénicas usan como intervenciones para la obesidad y en enfermedades crónicas.

Además, en la mayoría de los estudios analizados, no hubo un control de la calidad de los carbohidratos. Si una persona come 200 gramos de carbohidratos por día, hay mucho espacio para alimentos refinados y procesados que contienen carbohidratos. En una dieta baja en carbohidratos, las calorías de los carbohidratos provienen casi exclusivamente de verduras y de frutos secos, no de alimentos procesados azucarados y con almidón. Pocos de los estudios mencionados anteriormente controlaban la calidad de los carbohidratos y, por eso, es poco probable que los resultados correspondan a dietas bajas en carbohidratos o cetogénicas bien formuladas.

Estos estudios observacionales también sufren de un sesgo del usuario saludable.

Durante los años ochenta y noventa, los mensajes de salud pública nos dijeron que evitáramos la grasa y que consumiéramos más carbohidratos.

Los individuos que siguieron dietas de 40 % de carbohidratos y 40 % de grasa en estos estudios — en otras palabras, que no seguían los consejos nutricionales de la época — también eran más propensos a ignorar otros mensajes de salud pública y más propensos a fumar, a no hacer ejercicio y a consumir más calorías. Es imposible que un estudio observacional tenga en cuenta todas estas variables de confusión, y esto hace que los datos sean mucho menos útiles.

Por último, los estudios observacionales solo pueden proporcionar hipótesis; no muestran relaciones de causa y efecto. Pueden sugerir la necesidad de realizar mejores estudios para evaluar una posible asociación, pero es más probable que las relaciones de riesgo bajas (menos de 2,0) encontradas en estos estudios sean el resultado de ruido estadístico que el reflejo de una verdadera asociación.

En conclusión, no hay estudios de calidad moderada o alta que demuestren que comer una dieta de alimentos enteros baja en carbos resulte en un aumento del riesgo de enfermedad cardíaca o muerte temprana.


Concepto erróneo 3: Las cantidades de grasa permitidas en una dieta baja en carbohidratos harán que los niveles de colesterol LDL aumenten

Resulta que esto no es cierto para la gran mayoría de las personas que siguen una dieta baja en carbohidratos.La mayoría de los estudios no muestran cambios significativos en el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), sino más bien los efectos potencialmente beneficiosos de un aumento del HDL, una reducción de los triglicéridos y una reducción en las partículas pequeñas y densas del LDL que son más aterogénicas.

De hecho, un estudio en el que se analizó un cálculo del riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCAV) a 10 años para los participantes mostró una disminución del riesgo cardiovascular general con una dieta baja en carbohidratos.

Hay un pequeño subconjunto de personas, llamadas pacientes que responden intensamente, cuyo LDL aumenta significativamente en una dieta LCHF. No se sabe exactamente cuán grande es esta población, pero se estima que es de alrededor del 5-25% de los que siguen dietas bajas en carbohidratos.

Aunque no tenemos datos de los resultados en esta población específica, tenemos que preguntarnos si el nivel elevado de LDL en el escenario de una dieta muy baja en carbohidratos es un mecanismo único que podría llevar a otras consecuencias distintas al nivel elevado de LDL en las personas que siguen una dieta baja en grasas o una dieta occidental más estándar.

Si bien los estudios han demostrado una asociación con un aumento del riesgo en esta última situación, no se ha investigado un aumento del riesgo en las personas que siguen un estilo de vida bajo en carbohidratos. Algo que hace que el LDL elevado de una dieta baja en carbohidratos sea tan particular es que casi siempre ocurre con una reducción del LDL denso y pequeño, una mejora de la resistencia a la insulina, disminución de la presión arterial, aumento del HDL y disminución de los triglicéridos.

Esto plantea la siguiente pregunta: para alguien que responde bien a una dieta baja en carbohidratos, ¿el nivel elevado de LDL representa una preocupación patológica concluyente cuando hay otros efectos beneficiosos acumulativos?

Si bien esta pregunta no se ha contestado completamente, es importante examinar el riesgo cardiovascular de un paciente como un todo e interpretar cualquier cambio lipídico dentro del marco del perfil de salud general del individuo.
Esto no significa que las LDL deban ignorarse de ninguna manera.Más bien, el LDL deberían ponerse en el contexto más amplio de los cambios generales en la salud.

En conclusión, en la mayoría de las personas que sigue una dieta LCHF, el colesterol LDL no aumenta. Para los que sí ven un aumento, deben interpretarlo en el contexto de posibles mejoras en otros factores de riesgo cardiovascular.Hasta que no tengamos datos a largo plazo, estos casos merecen una evaluación individual detallada en lugar de una suposición automática de daños o beneficios netos. Puedes leer más en nuestra publicación acerca de nuestra posición oficial sobre el colesterol LDL en este enlace.

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Colesterol y dietas low-carb

GuíaSigue leyendo para saber qué es el colesterol, cómo lo usa el cuerpo, por qué las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas pueden cambiar los niveles de colesterol en sangre y si debería preocuparnos que el colesterol aumente al llevar un estilo de vida keto o bajo en carbohidratos.


Concepto erróneo 4: Las cantidades excesivas de proteínas consumidas en una dieta baja en carbohidratos pueden causar daño renal, osteoporosis y enfermedades del corazón

Este insistente mito está equivocado en dos aspectos. Primero, la mayoría de las dietas bajas en carbohidratos no son altas en proteínas. La mayoría incluye alrededor del 20 al 30 % de las calorías provenientes de proteínas, que puede variar de 70-150 gramos de proteína al día, dentro del rango normal recomendado de 10 a 35 % de las calorías.

No hay evidencia que sugiera que el consumo de proteínas a este nivel es perjudicial para las personas con una función renal normal o incluso con una moderadamente disminuida.

Si alguien ya tiene una enfermedad renal grave, entonces una dieta moderada en proteínas puede ser potencialmente perjudicial, por lo que la precaución con respecto a una dieta baja en carbohidratos puede ser justificada en esos casos.
Sin embargo, la mayoría de las dietas LCHF y cetogénicas son probablemente seguras para todos excepto para los que tienen insuficiencia renal avanzada preexistente.

Además, el consumo de proteínas no conduce a que la salud ósea se vea comprometida.

De hecho, es más probable que el consumo deficiente de proteínas sí contribuya a la pérdida ósea.
La preocupación de que la proteína extra haga que la sangre sea más ácida y entonces dañe nuestros huesos es una afirmación infundada no apoyada por evidencia de calidad, tal como se describe aquí con más detalle.

Por último, el consumo de proteínas no se correlaciona con el riesgo de enfermedad cardíaca. Como se señaló anteriormente en la sección de grasas y enfermedades del corazón, los datos que muestran las asociaciones entre el consumo de proteínas y las enfermedades del corazón provienen de estudios epidemiológicos nutricionales débiles que no muestran relaciones causales. Algunos estudios, como el Nurses’ Health Study, demuestran una relación inversa entre el consumo de proteínas y el riesgo de enfermedades cardíacas.

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Guía Junto con la grasa y los carbohidratos, la proteína es uno de los tres macronutrientes (“macros”) que se encuentran en los alimentos, y tiene un papel único e importante en el organismo. Aquí tienes una guía con todo lo que necesitas saber sobre la proteína en un estilo de vida bajo en carbohidratos o cetogénico.


Concepto erróneo 5: La carne y la grasa permitidas en una dieta baja en carbohidratos aumentan el riesgo de cáncer

Para una evaluación detallada del consumo de grasa y el riesgo de cáncer, consulta nuestras guías sobre dieta y cáncer y grasas saturadas. En resumen, los datos que vinculan la grasa con el riesgo de cáncer son inconsistentes, incompletos y poco confiables.

Los estudios observacionales que apuntan a un mayor riesgo de cáncer colorrectal a causa de la carne roja sufren de las numerosas debilidades de todos los estudios epidemiológicos nutricionales sobre enfermedades crónicas.

Es importante destacar que un conjunto de estudios publicados por Annals of Internal Medicine es un argumento en favor de que la evidencia disponible de estudios controlados aleatorizados y estudios observacionales no respalda las directrices de reducir el consumo de carne roja para prevenir el cáncer o las enfermedades del corazón.

A pesar de la falta de pruebas, la Organización Mundial de la Salud clasificó la carne roja como “probablemente” cancerígena. Pero la OMS se basó casi exclusivamente en estudios epidemiológicos e incluyó solo tres estudios controlados aleatorizados en humanos. Este punto es fundamental ya que los estudios controlados aleatorizados, un nivel mucho más sólido de evidencia, no muestran asociación entre la carne roja y el riesgo de cáncer.

Además, la OMS también parece ignorar otros estudios observacionales que no muestran ninguna asociación entre la carne y el cáncer.

Por lo tanto, la evaluación de la OMS está incompleta desde el punto de vista de la ciencia médica y la calidad de la evidencia no apoya la fuerza de su conclusión.Para obtener más información sobre la ciencia que subyace a las preocupaciones sobre la carne roja y el cáncer, consulta nuestra guía de carne roja.

Asimismo, no existe ninguna relación entre el consumo de grasas y el cáncer de mama. La Women’s Health Initiative (WHI), el estudio aleatorizado más grande para abordar este problema no encontró ninguna asociación entre el aumento del consumo de grasa y el aumento del riesgo de cáncer de mama.

Además, un metanálisis de siete estudios prospectivos, que incluyeron a 337.000 mujeres, tampoco mostró asociación entre el consumo de grasa y el riesgo de cáncer de mama.

En resumen, los datos de mayor calidad no sugieren relación causal entre el consumo de grasa y el aumento del riesgo de cáncer.

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Dieta y cáncer: lo que sabemos y lo que no

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Concepto erróneo 6: Los cereales integrales son una parte necesaria de una dieta saludable

Para empezar, no existe la necesidad nutricional de consumir carbohidratos.

No podemos vivir sin aminoácidos esenciales y ácidos grasos esenciales, pero no existe algo así como un carbohidrato esencial. Los cereales integrales no son un requisito para la supervivencia. Pero ¿está demostrado que promueven la salud?

Los estudios demuestran que los cereales integrales están asociados con una mejor salud en comparación con los cereales refinados.

Lo anterior no es una sorpresa dada la falta de valor nutricional y los posibles efectos perjudiciales para la salud de los cereales refinados.
Sin embargo, no hay estudios que comparen comer cereales integrales con una dieta sin cereales, compuesta de alimentos enteros.

La evidencia de las llamadas zonas azules, sociedades en las que, hasta los noventa y los cien años, los individuos presentan una buena salud con mucha más frecuencia que la población general, también se usa para apoyar la importancia de los cereales integrales. Estas comunidades con frecuencia comen un alto porcentaje de fibra y cereales integrales en su dieta. Sin embargo, debemos reconocer que, en promedio, su ingesta calórica es de dos tercios de la de los individuos de la mayoría de los países industrializados, sus alimentos se cultivan sobre todo de forma local y se preparan en casa, no comen comida rápida o procesada, son físicamente activos toda su vida y tienen fuertes conexiones sociales.

Además, estos hallazgos no se basan en estudios de ningún tipo, son simples observaciones sobre poblaciones cuyas vidas son muy diferentes a las de las sociedades industrializadas contemporáneas.
No podemos extrapolar con precisión los resultados de estas sociedades a países donde solo el 12% de la población puede considerarse una población metabólicamente sana.

Como médico, puedes determinar si tu paciente está comiendo una dieta alta en cereales refinados. Si es así, entonces probablemente sea beneficioso que cambie a cereales integrales. Si no, entonces hay una falta de evidencia que apoye los beneficios para la salud de los cereales integrales.

Para obtener más información, consulta nuestra guía completa sobre los cereales integrales.

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“Cereales integrales “saludables”: lo que muestra la evidencia

Guía ¿Los cereales integrales están a la altura de su reputación como superalimento? Echemos un vistazo más de cerca a la muy débil evidencia científica detrás de las afirmaciones hechas sobre sus beneficios.


Concepto erróneo 7: Las dietas bajas en carbohidratos son deficientes en fibra

Las dietas bajas en carbohidratos no suelen ser bajas en fibra. De hecho, muchas dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas contienen cantidades casi no restringidas de verduras que crecen sobre el nivel del suelo como brócoli, espinacas, coliflor, coles de Bruselas, judías (porotos) verdes, pimientos, calabacines y otros, todas ellas con alto contenido de fibra.

Sin embargo, incluso si uno elige comer una dieta baja en fibra y baja en carbohidratos, no hay evidencia de que sea peligroso.

Al igual que con los cereales integrales, la mayoría de la evidencia a favor de la fibra proviene de comparar dos dietas diferentes con alto contenido de carbohidratos que son altas o bajas en fibra. Cualquier dieta alta en carbohidratos que sea baja en fibra es más probable que contenga carbohidratos altamente procesados y refinados.

No hay duda de que los carbohidratos más altos en fibra, menos refinados y procesados son mejores que los carbohidratos más bajos en fibra, más procesados y refinados.

Sin embargo, no hay evidencia de que la fibra sea un requisito para la salud o que sea beneficioso agregar fibra a una dieta baja en carbohidratos compuesta de alimentos enteros.

Si recomendar un consumo más alto de fibra lleva a reemplazar cereales procesados y carbohidratos no saludables por cereales integrales no procesados, entonces más fibra natural es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, si el objetivo es añadir fibra a una dieta ya muy baja en carbohidratos, entonces estamos trabajando al margen del conocimiento científico existente, sin evidencia clara de que sea beneficioso.


Concepto erróneo 8: La fibra es necesaria para un microbioma intestinal sano

Si bien es cierto que nuestro microbioma intestinal se alimenta de fibras con almidón, no sabemos con certeza que tenemos que alimentarlas de esta manera. Por ejemplo, nuestra flora intestinal digiere esos almidones en butirato, un ácido graso de cadena corta. El butirato es estructuralmente similar al betahidroxibutirato (BHB), el cuerpo principal de cetona producido en la cetosis nutricional.

Además, los estudios que afirman que las dietas bajas en carbohidratos alteran negativamente la flora intestinal tienen una definición inexacta de las dietas bajas en carbohidratos como 40 % de las calorías, e incluyen altas cantidades de grasas industriales, en lugar de grasas naturales. Puesto que los estudios tampoco controlan la calidad de los carbohidratos, es imposible extrapolarlos a una dieta baja en carbohidratos basada en alimentos enteros.

La calidad de los carbohidratos es probablemente un factor esencial, ya que la salud de los microbiomas depende de la proporción entre bacterias “buenas” y “malas”. Reducir los carbohidratos refinados, sin ninguna otra intervención, probablemente ayuda a reducir las bacterias “malas”, mejorando así la proporción.

Por último, no hay evidencia convincente de que las alteraciones en el microbioma intestinal de una dieta baja en carbohidratos y alta en grasa tengan implicaciones para la salud futura. Una vez más, la ciencia se empaña con los sujetos que comen una dieta de menor calidad, alta en alimentos procesados.

Los científicos se encuentran en las primeras etapas de la investigación sobre el microbioma intestinal y todavía no sabemos mucho. Más importante que el microbioma es cómo una dieta afecta la salud general de una persona. Si alguien mejora significativamente su salud con una dieta baja en carbohidratos, tenemos que preguntarnos qué tan importantes son los cambios en el microbioma.


Concepto erróneo 9: Las dietas bajas en carbohidratos son demasiado restrictivas

Esta afirmación depende del cristal con que se mire. Al fin y al cabo, los médicos pueden recomendar una dieta vegana sin la preocupación de que sea demasiado restrictiva, a pesar de que elimina todos los productos animales.

¿Comer prácticamente todas las verduras, carne, queso, huevos, aves, pescado, nueces y semillas que desees parece restrictivo? Para algunos sería como el paraíso. Verla como una dieta restrictiva es una cuestión de opinión.

El trabajo de los profesionales de la salud es encontrar el enfoque adecuado para cada individuo. A algunos les puede parecer que una dieta baja en carbohidratos es restrictiva; a otros, que una dieta vegana es restrictiva. En cualquier caso, no es nuestra decisión.


Concepto erróneo 10: Es demasiado difícil de mantener a largo plazo

Seamos honestos. Cualquier cambio significativo en el estilo de vida tiene tasas bajas de cumplimiento.Dejar de fumar, los programas de ejercicio regular, incluso las dietas vegetarianas tienen un nivel de cumplimiento deficiente a largo plazo.

Sin embargo, si una intervención será una propuesta saludable para el individuo, el miedo a que la cumpla no debe disuadirnos de sugerirlo.Más bien, tendríamos que proporcionar apoyo suficiente para ayudarlos a mantener esos cambios.

A pesar de la dificultad del cambio de comportamiento a largo plazo, algunos estudios demuestran una excelente adhesión a una dieta cetogénica. El estudio no aleatorizado realizado por Virta Health mostró tasas de cumplimiento a uno y dos años de 83 % y 74 %.

Aunque esto puede no representar a la población general en su conjunto, muestra que con un buen apoyo las personas que eligen dietas bajas en carbohidratos pueden prosperar y cumplirlas de forma excelente.

Cuando enfatizamos la importancia del cambio de comportamiento y mejoramos nuestros mecanismos de apoyo logístico para hacer que el cambio ocurra, las dietas bajas en carbohidratos pueden jugar un papel significativo en muchos pacientes.


Concepto erróneo 11: los médicos están obligados a seguir directrices que prescriben dietas bajas en grasa y bajas en calorías

Los médicos deben seguir las pautas que prescriben dietas bajas en grasas y bajas en calorías Las directrices están cambiando. La Asociación Americana de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) reconocen ahora las dietas bajas en carbohidratos como una opción oficial de tratamiento.

Este consenso hace que las dietas bajas en carbohidratos sean una terapia aprobada.

Además, hay un creciente número de evidencias en revistas revisadas por pares que apoyan que las dietas bajas en carbohidratos deben considerarse terapias basadas en la evidencia. El Doctor David Unwin en el Reino Unido ha publicado informes de sus éxitos con la nutrición baja en carbohidratos y ha impactado en las directrices dadas por el Royal College of General Practitioners.

Además, Virta Health ha publicado sus resultados utilizando dietas cetogénicas para tratar y revertir la diabetes tipo 2.
En cambio, no hay estudios publicados que utilicen la dieta estándar de la ADA para revertir la diabetes, como sí los hay para las dietas bajas en carbohidratos.

Ahora hay datos suficientes y la aceptación profesional de la ADA para apoyar el uso de la nutrición baja en carbohidratos y alta en grasas para el tratamiento de la diabetes. Este respaldo se puede extrapolar a la prediabetes, la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico con la confianza de que se trata de un enfoque basado en la evidencia.

Sin embargo, los médicos que todavía dudan pueden iniciar un período de prueba de 6 meses con carbohidratos bajos con un paciente, con un seguimiento cercano de los indicadores de salud metabólica, tales como la circunferencia de la cintura, la presión arterial, la HbA1c, el HDL, los triglicéridos, la insulina en ayunas y otros bioindicadores.
Si todos estos indicadores mejoran, debería ser evidencia suficiente para apoyar la decisión del paciente. La clave es reconocer que existen pruebas y saber que un paciente puede ser monitoreado para su seguridad y eficacia.


Concepto erróneo 12: Una dieta cetogénica hará que el crecimiento del niño sea más lento

Uno de los primeros usos médicos de la dieta cetogénica fue ayudar a niños con epilepsia a controlar sus convulsiones.. Y funcionó bien. Sin embargo, para que los niños comieran suficiente grasa, la mayoría de estas dietas utilizaban batidos sintéticos en lugar de comida real. Lamentablemente, esto llevó a algunas complicaciones raras de retraso en el crecimiento e incluso se reportaron muertes, presumiblemente por deficiencias de nutrientes o minerales.

No hay datos que sugieran que están justificadas preocupaciones similares con una dieta cetogénica con alimentos reales. (Nota: construcción anglosajona)
Sin embargo, cuando se usa una dieta cetogénica en niños, se debe prestar atención cuidadosa al monitoreo de la tasa de crecimiento e incluir una variedad de alimentos para suministrar los nutrientes adecuados. Cuando se hace de esta manera, no hay evidencia que sugiera ningún daño potencial.


Concepto erróneo 13: Una dieta baja en carbohidratos con alto contenido de grasa es mala para el medio ambiente

Este tema es mucho más complicado de lo que parece en la superficie y está más allá del alcance de esta guía. Lee este artículo sobre 6 formas de cuidar el medioambiente comiendo keto” en nuestra página. En pocas palabras, hay más de una manera de ser respetuoso con el medio ambiente, y evitar los alimentos de origen animal no es necesariamente la mejor.

Environment conservation concept

Guía Aquí tienes seis acciones que puedes tener en cuenta como persona que lleva una dieta baja en carbohidratos cetogénica y que pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a un medioambiente más saludable.


Conclusión

Como médicos y proveedores de atención médica, todos queremos lo que sea mejor para nuestros pacientes. En esto, todos estamos de acuerdo.

Una de las mejores maneras en que podemos ayudar a nuestros pacientes es ayudándolos a encontrar un estilo de vida que puedan mantener y que mejore su salud general.

Pero ¿cómo podemos pretender que exista una dieta que sea la mejor para todos? Todos somos individuos con diferentes grados de salud metabólica y diferentes objetivos de salud. Por lo tanto, cada uno puede necesitar dietas diferentes que nos ayuden a lograr esos objetivos.

Cuando se trata del estilo de vida y la nutrición, el desafío es encontrar el enfoque adecuado para cada individuo.

En Diet Doctor, apoyamos una forma de comer baja en carbohidratos y alta en grasas porque ha demostrado enormes beneficios y cada vez hay más evidencia que respalda estos beneficios. Una dieta baja en carbohidratos puede no ser adecuada para todos, pero debe ser considerada, ya que hay muchos que sí se beneficiarán con ella.

Esta intervención alimentaria no solo puede mejorar la salud de muchos pacientes, sino que, como muchos médicos han descubierto, puede ayudar a los profesionales de la salud a sentirse exitosos y satisfechos en su trabajo ayudando a los pacientes a sentirse empoderados y a cargo de su propia salud.

¿Te ha gustado esta guía?

Esperamos que sí. Queremos aprovechar esta oportunidad para mencionar que Diet Doctor no acepta dinero de anuncios o la industria, y tampoco vende productos. Nuestros beneficios provienen exclusivamente de miembros que quieren apoyar nuestro objetivo de empoderar a personas de todo el mundo para que mejoren por completo su salud de forma drástica.


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