Un desayuno abundante aumenta la quema de calorías. ¿Es importante?
¿Cómo algo tan simple como el desayuno puede ser tan controvertido? No estoy totalmente seguro de la respuesta, pero probablemente tenga su origen en una campaña de marketing en los años 80 para promocionar el desayuno como “la comida más importante del día”.
Sin embargo, ahora parece que las tornas han cambiado, cada vez más personas se saltan el desayuno como parte de una alimentación con restricción de tiempo. Hay estudios que muestran los potenciales beneficios para la salud de comer con restricción en el tiempo, y debido a cómo están estructuradas las comidas en nuestra sociedad, saltarse el desayuno es la forma más sencilla de incorporar un intervalo de alimentación corto para la mayoría de la gente.
No obstante, hay un estudio nuevo que quizá haga preguntarse a algunas personas si es adecuado saltarse desayuno. El estudio, publicado en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, mostró que los voluntarios sanos que desayunaron mucho y cenaron poco tuvieron el doble de “termogénesis causada por la alimentación” que aquellos que desayunaron poco y cenaron mucho. En resumen, quemaron más calorías sin pretenderlo.
La conclusión para algunas personas es que es más sano desayunar más. O lo que es peor, hay gente que afirma que saltarse el desayuno es dañino.
Para comprobar si tales conclusiones son correctas, analicemos los detalles: los voluntarios fueron 16 varones sanos con una edad media de 23 años y un índice de masa corporal normal. Así que, de primeras, tenemos que cuestionarnos si se darían los mismos efectos en voluntarios de mediana edad, con sobrepeso o con enfermedades metabólicas, como resistencia a la insulina y diabetes de tipo 2.
Segundo, se les proporcionó comidas relativamente altas en carbohidratos, con un 46 % del total de las calorías provenientes de los carbohidratos. ¿Los resultados serían los mismos en caso de comidas bajas en carbohidratos? No se sabe.
Tercero, se les proporcionó toda la comida. No una hubo posibilidad de elección ni regulación natural de las calorías, algo que sí ocurre en el mundo real. Esto puede parecer una cuestión menor, pero creo que es muy importante tenerlo en cuenta.
Como publicamos antes, un ensayo controlado aleatorizado mostró que las mujeres que desayunaron también consumieron más calorías durante el día, comieron más carbohidratos y ganaron más peso que las que se saltaron el desayuno. Estos datos son más relevantes, ya que muestran resultados que tienen más importancia para nosotros: cuánto comemos y si ganamos peso cuando escogemos nuestras propias comidas. La termogénesis causada por la alimentación es una variable interesante, pero no revela nada sobre nuestros objetivos de salud ni sobre cómo nos comportamos durante el día.
Y ese estudio no fue una excepción, ya que otros han confirmado los mismos hallazgos. Como muchas personas han dicho antes, no somos un calorímetro ni una tostadora. Si queremos saber si algo es “saludable”, necesitamos llevar a cabo estudios que analicen los resultados de salud. Y este no lo hizo.
Pero eso no significa que no tenga valor. Hay evidencias desde la década de 1970 de que existe una variación natural en la sensibilidad a la insulina dependiendo del momento del día. Tiene sentido para nuestro cuerpo consumir la comida más abundante al comienzo del día en vez de después. Pero eso no significa que necesariamente tengamos que desayunar, sino que probablemente no debamos cenar demasiado.
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Probablemente que lo mejor es comer con restricción de tiempo, con una primera comida abundante al final de mañana/principio de la tarde y con una cena más pequeña.
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