Una revisión científica de las dietas keto con problemas de precisión
Un reciente artículo de revisión intenta resumir los beneficios basados en evidencias y las potenciales limitaciones de una dieta cetogénica. Las conclusiones de esta revisión señalan que una dieta keto puede ser de ayuda para adelgazar a corto plazo, pero que quizá no sea buena para otros aspectos de la salud a largo plazo.
Desafortunadamente, el análisis de los autores tiene fallos y sufre de una documentación incongruente acerca de los estudios, como le ocurre a muchas otras revisiones científicas de las dieta cetogénicas.
Después de la introducción de la revisión, que expone qué es una dieta keto, los autores realizan las siguientes afirmaciones sin citar ninguna referencia:
“Entre los efectos a largo plazo están la esteatosis hepática, cálculos renales, hipoproteinemia y deficiencia de vitaminas. Aunque se ha informado ampliamente de los beneficios de seguir una dieta cetogénica, la adherencia a largo plazo a la dieta cetogénica es un factor limitante. Se ha puesto en duda la viabilidad de la dieta y debe examinarse la prognosis de los efectos de la dieta tras su interrupción”.
Sin embargo, nuestras guías basadas en evidencias exponen algo distinto a estas afirmaciones sin referencias que las respalden. Explicamos la falta de evidencias convincentes de que las dietas muy bajas en carbohidratos causen cálculos renales, y hay abundantes evidencias de que comer de esta forma realmente ayuda a curar el hígado graso. Habría sido de ayuda si los autores de esta revisión hubieran usado referencias bibliográficas.
Después, la revisión habla de los lípidos y las dietas bajas en carbohidratos. Proporciona una valoración precisa de una mejora de los niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), triglicéridos, glucemia, insulina y proteína C-reactiva (CRP).
Los autores también mencionan que puede haber un aumento de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y que no hay estudios de larga duración que examinen las valoraciones clínicas cardiovasculares. Aunque esto es verdad, parecen ignorar los numerosos estudios que muestran que no hay un aumento de la Apolipoproteína B (ApoB) o del colesterol LDL, algo que señalamos en nuestra guía sobre el colesterol y las dietas bajas en carbohidratos.
A esas alturas, la solidez de lo expuesto en la revisión se debilita aun más. Los autores comienzan la revisión diciendo que se centraron solo en dietas muy bajas en carbohidratos. Pero entonces, confunden las cosas al añadir un estudio que definió la alimentación baja en carbohidratos como un 40 % de las calorías provenientes de los carbohidratos. Sin embargo, los estudios que quieren encontrar un efecto preciso de las dietas bajas en carbohidratos no debería definirlas como un 40% de las calorías provenientes de los carbohidratos.
Si pasamos a la sección de pérdida de peso, se repite el mismo error al incluir el estudio DIETFITS. Este estudio comenzó como una comparación entre la dieta baja en carbos y la dieta baja en grasas, pero al final el estudio permitió relajar el consumo de carbohidratos, por lo que el grupo “bajo en carbohidratos” comía 130 gramos de carbohidratos al día. Por lo tanto, tampoco es una evaluación precisa de una verdadera dieta baja en carbohidratos.
A favor de los revisores, hay que decir que sí que revisaron las evidencias sobre las dietas bajas en carbohidratos y el SOP. Estamos de acuerdo en que hay limitaciones en muchos de estos estudios, pero al mismo tiempo, parece claro que la dieta cetogénica es un enfoque efectivo para el SOP. Si bien, sigue sin estar probado si es más efectivo que otras formas de pérdida de peso.
Por último, los autores revisaron las evidencias de los beneficios tanto para la diabetes tipo 2 como tipo 1 confiriéndole una preocupación adecuada respecto al uso prudente de los medicamentos para reducir la glucemia.
Sin embargo, acabo preguntándome por qué es tan fácil para los investigadores confundir estudios que analizan de forma precisa una dieta baja en carbohidratos y estudios que no lo hacen. Entiendo que hay un escepticismo significativo en las comunidades médicas y sanitarias sobre las dietas cetogénicas, pero eso no debería excusar este tipo de confusión.
Las dietas muy bajas en carbohidratos quizá no sean adecuadas para todo el mundo. Quizá tengan limitaciones y sean difíciles de seguir para algunas personas. Pero la ciencia no apoya de forma uniforme esas conclusiones.
Al igual que cualquier otra intervención alimentaria o de salud, las dietas bajas en carbohidratos merecen una representación justa en la literatura científica. Nosotros en Diet Doctor vamos a ayudar a que eso ocurra.
Gracias por leernos,
Dr. Bret Scher, FACC
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